Los animales son los seres más agradecidos que hay en la tierra, mucho más que el ser humano.
Si bien no pueden demostrarlo a través de palabras, lo hacen con gestos físicos que una vez que entendemos, podemos tomarle el peso a lo importante que somos en sus vidas.
Más aún cuando se trata de animales que han sido rescatados o han recibido enormes cantidades de ayuda por parte de una persona.
Un hombre llamado David Sheldrick junto a su esposa, la doctora Daphne Sheldrick, trabajaron durante muchos años ayudando a la fauna salvaje de África.
Entre los dos, se dedicaron a generar consciencia en torno a estos animales y a intentar detener la casa ilegal de elefantes para el tráfico de marfil.
Daphne Sheldrick dedicó su vida a proteger a las crías que quedaban solas luego de que cazadores ilegales mataran a sus madres para conseguir marfil.
Aunque durante muchos años los dos trabajaron en conjunto, en 1977 David falleció de un ataque al corazón, dejando a su esposa sola en esta difícil lucha.
Sin embargo esto la motivó aún más a continuar con su legado.
Entonces fundó la fundación David Sheldrick Wildlife Trust, una de las 3 organizaciones en todo el continente que rescata, rehabilita y libera a elefantes huérfanos que han tenido problemas por culpa de la avaricia del ser humano.
Algunos han caído en trampas y quedado atrapados en pozos, mientras otros se han quedado sin madres porque estas han sido cazadas para obtener su marfil.
Sin sus madres, los pequeños elefantes no tienen muchas probabilidades de sobrevivir, pero gracias a la ayuda de la doctora Sheldrick, reciben la ayuda necesaria para mantener durante su infancia y luego sobrevivir por su cuenta.
Para ayudarlos, Sheldrick creó una formula de leche materna especial con grasa vegetal y aceite de coco, la cual mantiene felices a las crías a pesar de estar alejados por siempre de su familia.
De hecho, gracias a esta formula, se convirtió en la primera persona capaz de poder criar crías de elefante.
Como la mayoría llegan estresados intentando escapar al santuario, todos son asignados un cuidador que los supervisa durante la noche y calma cuando se sienten asustados.
Una vez que cumplen la edad adulta, son llevados al Parque Nacional Tsavo, donde viven protegidos el resto de sus vidas, lejos de la cruel mano del hombre.
El amor de Sheldrick hacia estas criaturas era tan grande que ellos lo sentía, y esperaban con ansias sus abrazos y el cariño que sólo habían recibido por parte de su propia madre antes.