Llevaba una semana en el refugio y ni siquiera era capaz de mirar a sus cuidadores a la cara. Rose es una hembra de Jindo coreano de 10 meses.
Ella junto a otros 200 perros fue rescatada de una granja de carne de perro en Wonju, Corea del Sur.
Aunque sólo 13 -incluida Rose- lograron volar a los Estados Unidos.
Los internaron en un refugio que proveía comida y cómodas mantas para descansar, pero Rose continuaba alerta.
En la granja de Corea del Sur, los perros eran encerrados en minúsculas jaulas que se llenaban de sus propios desechos.
Se cree que al llegar la hora del sacrificio, los perros eran desollados y hervidos vivos.
Esa sería la razón para que Rose continuara encogiéndose en una esquina de su jaula, ante cualquier intento de contacto.
Dado que Rose es tan temerosa, los cuidadores de la Humane Society de Tampa Bay (el refugio que la rescató), han decidido darle su espacio.
Sin embargo un entrenador llamado Glen Hatchel fue insistente y logró acercársele un poco más…
Cuando Hatchell entró en la jaula de Rose para lograr acariciarla, sus dedos se deslizaron por su vientre y enseguida notó que Rose estaba guardando un secreto. Estaba embarazada.
“Podemos decir que ha estado lejana debido a que no somos capaces de tocarla y no podemos hacerle un examen exhaustivo.
Eso sería demasiado intrusivo para ella, pero pensamos que probablemente tendrá a sus bebés dentro de una semana”.
Mc Cutchen explicó que probablemente el embarazo hacía que Rose actuara tan temerosa y distante, pero tampoco se atrevió a asegurar que todo se resolvería al dar a luz.
McCutchen además dijo que se sentía un poco triste por Rose, ya que ella aún sigue siendo un cachorro.
Pasaron pocos días y la joven madre ya no podía aplazar el asunto.
Rose comenzó el trabajo de parto y dio a luz a 5 machos y 1 hembra.
En el albergue temían que su capacidad para socializar pudiera empeorar, dado su instinto de madre.
Pero los bebés resultaron ser pequeños pedacitos de alegría.
Incluso salieron idénticos a su madre, con un tono blanco crema de la cabeza a los pies.
Ahora Rose se enfrenta al nuevo desafío de ser madre, pero el equipo de cuidado en el refugio está allí para ayudarle a hacerlo lo mejor posible.
Una vez estén grandes y sanos, madre e hijos, estarán disponibles para encontrar una familia que los acoja para siempre.