A todos los padres les gusta compartir aficiones con sus hijos. Pero muchas veces la realidad se impone y lo dificulta en gran manera.
El nombre del joven de esta historia es Pablo, tiene 17 años y padece del síndrome de West.
Durante dos años, este chico y su padre han corrido seis maratones en total, durante las mismas, ellos sólo ríen.
Ahora, otro padre ha tomado su ejemplo y lo intentó con su hijo, un niño más pequeño.
«Hay días muy duros, pero es verdad que después se descubre quién es uno mismo y también quién es Dios, que es ese que hace las imposibles, posibles».
«Yo lo puedo superar en el intelecto, en caminar, pero hay otras muchas cosas que son muy importantes en el desarrollo como persona en que él realmente a mi y a tanta gente nos supera».
El amor de padre es único…
Geplaatst door Spoude op Maandag 9 juli 2018
Hoy los padres son parte activa en el embarazo, el parto y la crianza de los hijos. Pueden compartir con su hijo momentos únicos durante el baño, el paseo…
El embarazo y el nacimiento de un hijo causan en la mujer una serie de cambios hormonales que favorecen ese amor infinito de las madres hacia sus bebés. Sin embargo, hasta hace poco, nadie se había planteado si en el organismo de los padres se producía también algún cambio. Investigaciones recientes han demostrado que sí.
Además, los padres de hoy están demandando culturalmente un papel diferente en la crianza de sus hijos. Desde que el test de embarazo da positivo surge en el hombre un instinto de protección. Durante los nueve meses de espera, cuidar de su hijo será sinónimo de proteger a su pareja. Tras el parto, el papá tendrá que duplicarse: su mujer seguirá necesitándole muchísimo, pero habrá una nueva personita que también demandará su atención y su cariño.
¿Existe el instinto paternal?
Todavía está en pañales una teoría que demuestre la existencia del instinto paternal. Sin embargo, sí se ha constatado que, al convivir con una embarazada y tras el nacimiento de un hijo, algunos hombres presentan un descenso del nivel de testosterona y un aumento del estradiol, una hormona femenina.
¿Qué puede hacer papá?
La lactancia crea un vínculo entre la madre y su hijo difícil de describir e imposible de igualar. Pero hay otros muchos cuidados del bebé que el papá puede hacer suyos:
El baño. Ese rato de relax al final del día es muy placentero para el bebé, y a esas horas la mamá suele estar cansada después de un día agotador. El padre puede aprovechar ese ratito a solas con su hijo.
Cambio de pañal. La mayoría de los papás no quieren perderse ese momento tan especial en el que el bebé se siente limpio y nos dedica algunas de las mejores sonrisas del día. Las cosquillas, las risas y las pedorretas que propicia la higiene del culete harán las delicias del pequeño.
Dormirle en brazos. Hay pocas cosas en la vida más agradables que ver a tu hijo dormir plácidamente en tus brazos. Un recién nacido duerme muchas veces al día, alguna de ellas el padre puede encargarse de mecerle y cantarle hasta que se duerma. Un paseo a solas. Si el trabajo no lo permite a diario, el fin de semana papá y bebé pueden salir un rato mientras mamá descansa. Después del pecho, a la hora de la siesta, y en una mochila o bandolera, al niño le encantará disfrutar del calorcito del cuerpo de su padre.
Compartir la crianza de los hijos
Un bebé no necesita grandes cosas materiales: necesita tiempo y cariño. Es frecuente que ya desde el embarazo el hombre se obsesione con trabajar más para ganar dinero, cuando lo que necesitan tanto su hijo como su mujer es su compañía.
Además, todavía algunos padres van un poco a remolque de las decisiones de sus mujeres en cuanto a la crianza de los hijos. Son ellas las que durante el embarazo se empapan leyendo libros y revistas y visitando webs sobre el tema, y ellos se limitan a acatar sus decisiones. Ya no vale dar por bueno todo lo que decide la madre. El deber de contrastar información y de debatirla para tomar conjuntamente la mejor decisión para los hijos es una responsabilidad de ambos miembros de la pareja.
Hacerse un hueco en la vida del bebé
Durante el embarazo, el bebé y su madre son uno solo. Y durante algunos meses esto seguirá siendo así. Los bebés no son conscientes de que son un ser distinto que su madre hasta el octavo o noveno mes de vida, etapa en el que pasan una ligera crisis que se denomina ‘angustia de la separación’. Descubrir que mamá es otra persona y que el niño tendrá que ir poco a poco ganando su propia independencia, supone un momento duro en la vida del hijo y de la madre.
Pero ahí estará papá, para apoyarles a ambos al mismo tiempo que recupera su sitio en la vida de su pareja, y encuentra un nuevo lugar en la de su hijo.