El magnate falleció este martes en París a los 85 años de edad. Soltero y sin hijos, su única gran compañía fue su mascota, Choupette, una gatita de raza birmana, pelo blanco y grandes ojos azules, que se convertirá en la más «afortunada» del mundo.
Emblemática y hermosa, la gatita de Karl protagonizó en varias ocasiones fotografías con su dueño. Sin embargo, la gran devoción que Karl tenía hacia Choupette quedó plasmada en su herencia, la cual se trata de una gran fortuna.
El amor por su fiel compañera era tanta, que el legendario modisto declaró en alguna entrevista que ella sería una de las herederas de su fortuna.
La gatita era toda una celebridad hasta el punto de tener su propia cuenta de Instagram y su propio libro nombrado: Choupette: la vida privada de una gata de la moda de altos vuelos.
Angelique Riviere vocera de Chanel anunció que tras la muerte del director creativo de la marca, su gata Choupette pasa a ser una de las herederas de las riquezas que este tenía, convirtiéndola así en el animal más rico del mundo. La gata fue su fiel compañera desde 2011.
A la felina la atienden dos sirvientes humanos y tiene su propia recámara en el hotel Rosewood de París. Incluso posee su propio libro Choupette, la vida privada de una gata de la moda de altos vuelos y posee su propia cuenta de Instagram.
La mascota del diseñador también es conocida por «odiar» el perfume Chanel y disponer de personas que lo atienden y lo cuidan 24 horas al día. Además de una asistente que maneja su cuenta de Instagram.
Se lava los ojos cinco veces al día, se cepilla el pelo, no quiere estar sola, ni cuando duerme. Es un trabajo a tiempo completo.
Cabe destacar, que la gata cumplió siete años el pasado 15 de agosto.