Durante muchos años, la fotógrafa Britney Logan soñaba con tener un perro como parte de su familia, pero con un bebé menor de 5 años, no era la mejor idea.
Después de todo, tener un cachorro es casi como tener un humano que apenas puede pararse solo. Pero cuando su hija Laurel cumplió tres años, supuso que era el momento ideal para intentar incluir una mascota en la casa.
“Soy una mamá soltera y no estaba segura de poder maniobrar el tener una niña y un cachorro. Ahora que es más independiente, ¡pensé que ya era tiempo!”
A pesar de haber pasado gran parte de su infancia con perros, Logan no estaba segura de cómo incluir a uno en la dinámica ya existente en su casa entre ella y su hija.
Pero cuando conoció a Wren, una pastor alemán, se dio cuenta de que eso no sería un problema.
Laurel se obsesionó con Wren.
“Cada vez que salimos de casa ella le cuenta a algún extraño sobre su ‘suave, y muy cool cachorro Wren’. ¡Hacen todo juntas!”, cuenta Logan.
Si bien eso es algo normal, no esperó ver tanto compromiso por parte de su hija, especialmente el día en que se encontró con algo mucho más divertido.
“Estuve hasta tarde trabajando en mi computador cuando escucho a Laurel susurrando. Subí al segundo piso y vi que había llevado un hueso para Wren y la estaba arropando con una toalla y diciéndole ‘está bien, puedes dormir, shh, estoy acá’ y ¡Wren totalmente convencida!”.
El adorable momento no era nada nuevo.
Laurel suele poner “una almohada bajo su cabeza y Wren la espera y luego se acomoda junto a ella”.
Aunque a los cachorros les encanta ser abrazados, no todos se entregan como Wren, quien parece ser un verdadero bebé.
“Es tan dulce e inteligente, es muy fácil entenderse con ella. Mucha gente me dijo que debía entrenarla para que fuese un perro de terapia porque es tan calmada y amorosa. No puedo esperar a ver como crecen juntas”.