Los animales tienen un sexto sentido y casualidades como estas lo demuestran.
Dos parejas se encontraban paseando a sus perros por el Pike Market de Seattle (Washington, EEUU)
Esto ocurrió el pasado domingo 11 de febrero cuando de repente ambos perros…
Idénticos aparentemente, empezaron a correr el uno hacia el otro y entonces empezó la magia.
Empezaron a jugar el uno con el otro y se volvieron totalmente locos, como si se conocieran de antes.
Los canes, pertenecientes a dueños distintos, se cruzaron en el Pike Market, de Seattle.
Empezaron a jugar insistentemente hasta que sus propietarios notaron la misma marca en los dos.
De pronto se dieron cuenta del parentesco que los unía.
Nacieron en Rusia, pero fueron vendidos a Estados Unidos desde pequeños.
El tiempo y la casualidad los unió y, quizás, no se vuelvan a separar nunca más.
Dos perros se reencontraron en el centro comercial y gastronómico Pike Market Place de Seattle, Washington
Cuando sus dueños, sin saberlo, se cruzaron mientras daban un paseo rutinario.
El video, que fue difundido por la red social Facebook por el usuario Pam Corwin y recibió miles de compartidos y me gusta, es el archivo de un momento inolvidable para los canes y sus propietarios.
Es que cuando los animales comenzaron a jugar sin parar y sin querer separarse, a ellos les pareció muy extraño.
Fue entonces cuando notaron que los perros tenían el mismo tatuaje identificatorio que les habían grabado antes de ser vendidos, hace un año, y de cruzar todo el océano Atlántico.
Efectivamente, los dos perros de raza Golden Retriever jugaban juntos tan animadamente por una sencilla razón: eran hermanos y se habían reconocido.
Según cuenta la usuaria de Facebook Pam Corvin, que presenció la historia y compartió dicho vídeo en esta red social
Cuando comenzaron a hablar ambas parejas se dieron cuenta de que los perros eran hermanos y que habían viajado juntos desde Rusia hace un año antes de ser adoptados.
Incluso tenían tatuajes identificatorios que coincidían.
El emocionante reencuentro duró más de media hora según cuenta Corvin, quien asegura que abandonó la plaza y ambos perros todavía seguían jugueteando.
Los dueños también intercambiaron números de teléfonos para futuras quedadas y encuentros.