Tomando en cuenta que el fundador de los monjes franciscanos es San Francisco de Asís, santo de los animales y el medioambiente.
No es raro que los monjes de un convento franciscano que se encuentra en Bolivia hayan decidido a adoptar a un pequeño perrito que vivía en la calle y que no tenía hogar.
Este pequeño Schnauzer vivía en un refugio animal en Bolivia cuando fue rescatado por unos frailes y ahora pasa sus días en un monasterio bajo el nombre de Fray Bigotón.
Quien lleva un hábito y tiene como tarea concientizar a la gente sobre la importancia de la adopción.
Fue gracias a la organización llamada Proyecto Narices Frías que los frailes lograron adoptar al peludo amigo.
«Su vida es jugar y correr. Aquí todos los hermanos lo quieren mucho. Es una criatura de Dios»
Las imágenes de Fray Bigotón se hicieron virales, y causaron mucha ternura en redes sociales.
Como lo consideran uno más del convento le consiguieron un hábito justo para su tamaño que Fray Bigotón parece llevar sin problemas.
“Su vida es jugar y correr. Aquí todos los hermanos lo quieren mucho. Es una criatura de Dios”.
La adopción de Fray Bigotón fue posible gracias a un grupo animalista boliviano llamado Proyecto Narices Frías, que le busca hogar a animales en situación de calle.
Los monjes esperan que la historia de Bigotón sirva de ejemplo para que otros monasterios se decidan a abrir sus puertas a animales que necesitan un hogar:
“Si tan sólo todas las iglesias del país pudiesen adoptar un perro y cuidarlo como lo hacemos con Fray Bigotón”.
Hasta hábito le han sabido confeccionar, para que corra y juegue por pasillos y jardines.
Fray Bigotón, sin saberlo, se ha convertido en el favorito de centenares de usuarios en las redes sociales, donde su historia se dio a conocer gracias al Proyecto Narices Frías.